DR,
Aquí me tienes, con un café, lápiz y papel escribiéndote lo que siento. De fondo musical suena el claro de luna. Mucha tranquilidad.
Al tomar mi primer sorbo de café se me viene a la mente que estaba como un árbol en otoño, sentía que poco a poco todas las hojas se iban cayendo y de un momento a otro sólo quedaron las raíces. Anoche inició en mi la primavera y tus mensajes vienen a ser los capullos más hermosos que comienzan a florecer.
En el fondo de ese jardín se encuentran tus ojos, de un verde que perfectamente imita a un manantial, con una mirada tan dulce y a la vez tan tormentosa como las corrientes del mismo.
Y aquí estoy yo, observándote, esperando que una de esas corrientes llegue a donde estoy y me lleve a donde tú estás y así, puedas sonreírme de la forma más linda que sabes.
Esta carta es para ti.
Sé que la leerás
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